miércoles, 7 de junio de 2017

¿Sabes qué hacer para reciclar tu coche?



La vida de nuestro planeta es muy importante y cada vez estamos más concienciados con la conservación del medio ambiente. Por ello, las campañas de reciclaje cada vez son más fuertes e intentan concienciar a la gente de que lo haga. Pero, ¿sabías que tu coche también puede ser reciclado cuando no lo necesites más? Hoy en día, en España, se llega a recuperar hasta el 87% del peso total del vehículo. Un 76% se recicla y un 11% se valoriza energéticamente. No es un reciclado total, pero sí un importante porcentaje.

En 2016, 611.446 coches llegaron en 2016 al final de su vida útil y se convirtieron en Vehículos Fuera de Uso (VFU) en España. Los propietarios tuvieron que dar de baja sus vehículos a través de un Centro Autorizado de Tratamiento (CAT), tal como recoge el Real Decreto 20/2017, de 20 de enero, sobre la gestión de los vehículos al final de su vida útil.

Pasos a seguir para reciclar el vehículo



  • Debes acudir a un centro CAT donde los documentos a entregar dependen del tipo de vehículo. Para turismos y furgonetas hasta 3.500 kgs, se debe entregar el vehículo junto a la documentación (permiso de circulación y tarjeta de inspección técnica) y firmar la solicitud de baja. Por su parte, el centro debe entregarte dos documentos: el certificado de destrucción del vehículo y el justificante de la baja definitiva de la Dirección General de Tráfico.



  • Una vez en el CAT, se retirarán del vehículo los posibles productos contaminantes como gases y restos de combustible, entre otros. Después, se lleva a cabo un estudio de los elementos reutilizables, además de pasar por un control de calidad. Ahí se separan las partes desechables y las reutilizables.



  • Tras ello, pasamos a la fragmentadora, una máquina de unos 4.000 CV de potencia que somete a los vehículos a distintos procesos de trituración y separación para permitir la recuperación de los materiales que los forman.Tras este proceso, la postfragmentación se encarga de obtener,por un lado, los metales no férricos con los que se comercia a través de la Bolsa de metales o que se envían directamente a plantas de siderurgia y, por otro, otras fracciones de materiales no metálicos que se valorizan energéticamente. 


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