Nos hemos comprado un coche y tenemos que
cuidarlo. Como noveles no se nos puede pedir un elevado conocimiento de
mecánica, pero hoy vamos a repasar los básicos del mantenimiento
y cuidado para aplicarlos a nuestros vehículos, teniéndolos en buen estado tanto
por seguridad como por comodidad.
Vamos a contaros una serie de operaciones básicas que puede
realizar cualquiera de una manera más general y de la manera
más sencilla posible.
En la actualidad las operaciones de
mantenimiento que podemos hacer en los coches a “nivel usuario” no son muy
numerosas, pero conviene revisar algunos aspectos de nuestro coche al menos una vez al mes. Conviene crear un hábito de
revisar cosas como los neumáticos y los niveles de cuando en cuando, es una
costumbre muy sana y que nos evitará muchos sustos y averías.
Conociendo
a nuestro coche
Antes de tocar nada, hemos de asegurarnos de saber que
vamos a tocar. Con los coches nuevos viene un manual y es recomendable su lectura.
Esto es porque en el manual del coche vienen dos informaciones muy importantes, la
primera, muy importante, cada cuanto tiempo o kilómetros tenemos que llevar el
coche a revisión y qué hay que revisar en cada caso. La segunda cosa que
contiene el manual es la localización
de varios componentes y tapas de depósitos que vamos a mencionar durante
esta entrada. Llamadme pesado, pero recomiendo encarecidamente leerse el manual
del coche que acabamos de adquirir.
La posición de las diversas tapas en el vano motor,
donde está el gato, por donde tenemos que levantar el coche si pinchamos…
parece fácil, pero cuando pases de leer el manual, pinches una rueda y estés
media hora buscando el gato o las herramientas y no aparezcan, acuérdate de mí.
Mantenimiento básico del coche
La presión de los neumáticos hay que tenerla
vigilada y en su punto justo. Al menos una vez al mes hay que comprobar que las
presiones de nuestros neumáticos están en orden. La presión recomendada suele
venir en una pegatina en el umbral de la puerta, en la tapa del depósito de
combustible o en la guantera. Como no todos tenemos a mano un compresor,
utilizaremos el que más a mano tengamos, normalmente en las gasolineras suele
haber uno a nuestra disposición. Como consejo, cuanto más nuevo esté mejor,
porque seguramente esté en buen estado.
Si detectamos una rueda que ha caído por
debajo de la presión de las otras, ojo, hay que vigilarla de cerca porque puede
que esté defectuosa y toque cambiarla. La presión hay que comprobarla siempre
en frío, cuanto menos metros movamos el coche antes de comprobar la presión,
mejor, ya que al calentarse el neumático con la marcha, el aire en el interior
se dilata y aumenta la presión.
Una vez tengamos los neumáticos a su presión
ideal, que recordemos habrá que variar si cargamos más o menos el coche,
debemos echar un vistazo al estado general del neumático y la banda de
rodadura. Que no haya grietas, bultos y sobre todo, que el desgaste no sea
excesivo, ni irregular. Los neumáticos por ley tienen que tener surcos de al
menos 1,6 mm de profundidad, pero lo recomendable es cambiarlos antes, ya que
cerca de esas cifras no garantizan un agarre óptimo en superficies deslizantes
o mojadas.
Una vez chequeado que todo esté en orden en
los neumáticos, vamos con los niveles. El primer
nivel que hay que mirar es el de aceite. Para comprobar el
nivel, primeramente habrá que colocar el coche en un sitio llano. Después
sacamos la varilla, la limpiamos con un trapo y la volvemos a meter, esta vez
es la buena, sacamos la varilla y leemos el nivel. El aceite debe estar entre
las marcas de máximo y mínimo. En el caso de haber menos de lo que debe haber,
podemos realizar un rellenado con el mismo aceite que lleve el motor.
Si el nivel de aceite desciende demasiado
rápido entre cada comprobación, conviene informarse de si nuestro motor consume
aceite (se suele medir en litros por cada 1.000 km), porque puede que nos esté
indicando que el motor tiene alguna avería o alguna fuga. La medida del nivel
de aceite se suele hacer con el motor caliente, parado y dejando unos minutos
(con 10 o 15 vale) al aceite para que se pose en el cárter. En el manual se
puede especificar lo contrario, mirarlo en frío, así que realizad la lectura
como lo indique el mismo.
Después conviene mirar el nivel del líquido de frenos (se suele poder comprobar de
un vistazo a través del depósito de fluido hidráulico). Si el nivel está por
debajo de la marca de mínimo, conviene que lleves el coche a un taller a que
realicen un rellenado y una purga del circuito, el manejo de fluido hidráulico no
debería hacerlo un novel a no ser que sepa muy bien que hace, puedes liarla muy
parda porque es bastante corrosivo y se come la pintura.
Otro nivel que se puede comprobar es el de líquido del lavaparabrisas. Si está por debajo de la
marca de mínimo, se puede rellenar con fluido limpiaparabrisas que cuesta pocos
euros en grandes superficies u optar por una opción ligeramente más barata que
es mezclar agua (destilada o normal si la del grifo no tiene cal), un chorrito
de jabón líquido o lavavajillas (líquido) y marchando. No es lo mismo que el
comercial (que repito, es muy barato, no merece la pena hacérselo uno mismo),
pero puede hacernos el apaño en un momento dado.
Por último, todos los meses, sobre todo en
invierno o cuando llueve, conviene revisar el estado de las
escobillas limpiaparabrisas. Las gomas suelen aguantar bien la
intemperie durante al menos un año, pero acaban agrietándose y rompiéndose,
dejando de hacer un trabajo muy básico como es limpiar el cristal para
permitirnos ver.
Normalmente toca cambiarlas una vez al año,
dependiendo del uso y de si aparcamos nuestro coche a la intemperie, es
preferible cambiarlas antes de que empiece el otoño, para que el apogeo de su
vida útil pille justo cuando más las vamos a utilizar. El proceso de cambio de
unas escobillas es muy sencillo y suele venir en las propias cajas de las
escobillas.
Para operaciones más complicadas, como un cambio de batería, bujías, filtros o demás, os recomiendo ir a un taller. Sois noveles, no os
precipitéis y si no estáis seguros mejor dejad las operaciones más complicadas
en manos de un profesional.
Hay gente que también incluye en el
mantenimiento el lavado del coche. Aunque llevar el coche limpio no es
realmente importante, sí conviene que de cuando en cuando demos un agua a
nuestro vehículo. Sobre todo hay que tener las superficies que influyen en la
visibilidad limpias, esto es, cristales, faros y pilotos.
Un artículo muy interesante.
ResponderEliminarLa mayoría de las personas no somos expertos en coches y es verdad que gestos tan simples como comprobar de vez en cuando la presión y el desgaste de los neumáticos nos pueden evitar muchos problemas.
Aprovecho para felicitarte por tu blog.
Un saludo
Muchas gracias por tu comentario, me alegra saber que te sirven de ayuda mis entradas. Un saludo
ResponderEliminarhttps://twitter.com/Motocoche