El calor afecta negativamente al rendimiento del motor
de nuestro coche y, de este modo, este pierde potencia, así como neumáticos y
frenos sufren desgaste a causa de las altas temperaturas del ambiente en esta
época del año. Simultáneamente, la carrocería del vehículo también se ve
afectada durante la etapa veraniega.
Por ello, existen algunos consejos que pueden evitar
que tu coche sufra durante el verano.
1.
Mantener el aire acondicionado en buen
estado. Una de las partes que sale peor parada
de tu coche en verano es el circuito de aire acondicionado. Esto se debe a que
durante los meses de invierno no se utiliza nada, y al comenzar la etapa
estival, comienza a usarse casi a diario, y esto puede traer problemas bruscos.
Lo aconsejable es realizar un repaso general al sistema o una carga de gas
refrigerante.
2.
Mantener el coche limpio. Una de las cosas que hay que tener más en cuenta en
verano para cuidar tu coche, es la necesidad de lavarlo continuamente para
proteger la carrocería de los daños causados por el sol. Y en el interior,
también será conveniente cuidar los materiales de tapicería y demás, sobre todo
si son cuero o vinilo, mucho más vulnerables a sufrir daños. En aliciente,
también es recomendable cambiar las gomas de los limpiaparabrisas.
3.
Proteger la carrocería del sol. Tal y como se adelantaba en el punto anterior, es
muy aconsejable durante la etapa estival, que se proteja la carrocería de tu
coche aparcándolo en zonas de sombra o en garajes. Si esto no fuese posible, se
pueden comprar lonas que lo cubran entero para que el sol no perjudique en
exceso tu vehículo.
4.
Revisar los neumáticos. Por otra parte, y no menos importante, es
estrictamente necesario revisar el buen estado de los neumáticos de tu
vehículo, en cuanto a presión y forma se refiere. Es esencial que siempre se
revisen y, en verano, cada 15 días es lo mejor, sobre todo si vas a realizar un
viaje largo.
5.
Vigilar el estado del motor. Este es de los puntos más importantes a seguir para el
cuidado y la protección de tu vehículo en verano. Hay que revisar que la
refrigeración del motor esté en perfecto estado, así como que el motor no
trague agua ni tenga fugas. Todo esto ayudará a prevenir que el coche tenga un
calentón imprevisible.
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