miércoles, 26 de abril de 2017



La ‘Ruta 66 Ibérica’: el placer de conducir




Para los amantes de los coches o las motos, la ‘Route 66’ es una especie de leyenda de las carreteras. Esta ruta fue bautizada por el escritor estadounidense John Steinbeck como la ‘Carretera madre’.

Este camino se ha convertido en lugar de culto para los enamorados del motor, que atraviesan ese asfalto por puro placer, sin un destino concreto, con el único pretexto de desconectar  a lomos de su vehículo. A lo largo de sus 4.000 kilómetros, el camino admira desde los grandes bosques del norte hasta las maravillosas playas de California, pasando por los alucinantes parajes del desierto.

España, al igual que otros países como Argentina, Australia, Chile o China, también tiene su propia versión de esta ruta estadounidense, su ‘road trip’ por excelencia. Se trata de la ‘Vía de la Plata’, un recorrido entre Mérida y Astorga de unos 800 kilómetros que alcanza todo el oeste español.

Salamanca, Oviedo, Mieres, el puerto de Pajares, Cáceres, León, Mérida, Astorga, Zamora, Huelva, Benavente o Béjar. Son algunos de los lugares que los amantes del motor pueden visitar a través de la ‘Vía de la Plata’ en España. Este sería el equivalente a la Ruta 66 estadounidense, recibiendo un nombre muy especial y genuino: ‘Ruta 66 Ibérica’.

Transita por la carretera nacional N-630, que va desde Gijón hasta Sevilla. Las vistas, paisajes y senderos que se presencian en este camino provocan vivir un experiencia inigualable para el viajero de turno. Los expertos ponen un mínimo de tres días para poder alcanzar la gran dimensión de la ’66 Ibérica’, aunque este camino de origen romano permite alargar la travesía todo lo que desee el viajero.

Los orígenes de esta ruta se remontan al siglo VII antes de Cristo, cuando un corredor natural del occidente de la Península Ibérica permitía el comercio de los tartesios con el norte de la meseta. Serían los romanos, que habían utilizado precisamente esa ruta como forma de progresar hacia el norte, los que la configuren como un asfalto que en sus inicios unía Emerita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga), con dos prolongaciones hasta Sevilla, por el sur, y hasta Gijón, por el norte. Ahí nació todo.

Así, se recorren un total de ocho provincias en este auténtico placer sobre ruedas: Asturias, León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Huelva y Sevilla, donde termina el recorrido. En resumen, se trata de un atractivo cultural, gastronómico y artístico digno de contemplar, pero sobre todo hablamos de un camino para conducir por puro placer y que nada tiene que envidiar a la vía estadounidense.

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